Se toma muy a pecho el despecho
Por fin he conseguido terminar Todas las muñecas son carnívoras, de Ángela Vallvey. Han sido 382 páginas llenas de comentarios despechados sin sentido.
El argumento es sencillo: una psicoanalista treintañera amargada por su fracasada vida amorosa que recibe pacientes, la mayoría mujeres, que despellejan verbalmente a sus maridos y/o amantes, un grupo de amigas que parece un calco de los personajes de Sexo en Nueva York y una sección en una revista femenina en la que las mujeres escriben y culpan de todos sus males a los hombres.
Es un intento de enlazar comentarios irónicos, muy típicos por lo que tópicos, en contra de los hombres. Hay absurdas clasificaciones de hombres o, por ejemplo, comparaciones de estos con coches y GPS. Entre las pacientes destaca una zoologa que cuenta sus experiencias amoroso-sexuales con hombres sacados de la red. Los capítulos dedicados a los monólogos de esta paciente son rebuscados e irreales, con numerosas menciones a teorías científicas, biólogos, semejanzas de bichos con los hombres...
La mayoría de los temas que toca la autora los podemos leer a diario en internet, bien por medio de los infinitos correos electrónicos en cadena, o bien en los tantísimos blogs en los que mujeres cuentan sus desengaños amorosos en un falso intento por desahogarse.
Que sí, que muchos son unos cabr****, uhm, canallas, pero tampoco hay que exagerar, digo yo. Hay formas y formas de tratar los temas y creo que el despecho puede resultar mucho más divertido desde otra perspectiva, no haciendo un retrato de la amargura del resentimiento en las mujeres. Así los comentarios resultan viperinos, no divertidos. El libro es un modo poco disimulado de menospreciar a los hombres. Y es que donde esté la elegancia de Lucía Etxebarría...
¿Lo bueno del libro? Que los capítulos son cortos y aparecen citas de personajes interesantes de las que, al contrario de los comentarios de la autora, sí puedes extraer algo para pensar y pensar, como la de Séneca: "se aflige más de lo que debe el que se aflige antes de lo que debe". Y esto es lo que le pasa a la mayoría de las mujeres que aparecen en el libro. Ha pintado un cuadro con hipocondríacas dependientes del sexo opuesto. Algo que no casa con eso de Todas las muñecas son carnívoras, ¿verdad?
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