El papa, el papa móvil, la pasta y el paparapá
En unos días ya está aquí el Papa. El gran encuentro de las Familias. Qué bien, qué ilusión, todos felices, todos contentos. Todo sea por Dios, el Papa y la madre que lo parió: Ratzinger, desde mi más profundo ateísmo te doy la bienvenida.
Ya vemos en los balcones las horribles, digo, honorables banderas amarillas y blancas. ¡Las banderas del Vaticano invaden nuestra ciudad! Son las fallas de julio: banderas, más dispositivos policiales, váters públicos, equipos de limpieza, visitantes que nos dejarán dinero y nos costarán otro tanto, efervescentes parafernalias montadas y un ninot indultat al que se debe toda juerga. Si no fuera porque el ninot va vestido de blanco y lleva un pan de pita en la cabeza creería que se trata de una fiesta pagana. Y es que, ya se sabe, Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor.
- Ahora con el sol achicharrador, ¿a quién se le ocurre?
- ¿Calor? ¡Qué más da! Él tiene su propio microclima montado.
- Ah bueno, ya me quedo más tranquila entonces... ¿Por cierto... le habéis comentado algo sobre lo de Rita...?